miércoles, 9 de abril de 2014

Educación espiritual, cimiento para la Paz

“La paz no solo es posible sino inevitable…Constituye el próximo paso en la planetización de la Humanidad”
Esta frase fue extraída de un documento de 1985 emitido por la casa Universal de Justicia y dirigido a todos los gobiernos y pueblos del mundo, invitándolos a unir esfuerzos para allanar el camino hacia ese elevado propósito.
Un aspecto insoslayable para facilitar ese proceso es la educación y creación de conciencia planetaria, el fomento de miradas que abarquen a la Humanidad en una perspectiva de Unidad en Diversidad. En este caso nos hallamos ante una educación de tipo holístico.
Esa educación integra lo racional y lo emocional en un contexto espiritual.
Una educación superadora, visionaria que vela por el “desenvolivimiento” equilibrado del ser humano, tanto en el nivel de la persona, como en el de la familia, la comunidad, las organizaciones y la sociedad.
¿Por qué tanto hincapié en la puesta en marcha de los valores espirituales? ¿Y por qué tanto énfasis en la educación?
Porque la educación hace a la esencia de la transformación y brinda las garantías para la coexistencia, establece las pautas de interacción sinérgica entre los humanos y promueve el desarrollo de una sociedad sana y equilibrada.
En definitiva, saca a relucir al ser noble del individuo.
Es necesario abandonar el miedo al concepto de “espiritual”. Lo espiritual no implica asociación explícita a una forma religiosa institucional determinada.
Lo espiritual se nutre de las enseñanzas de grandes educadores universales de todos los tiempos, y no de los cleros y dogmatismos.
Lo que nace en un contexto espiritual garantiza el bien de la humanidad entera, es mas, puede definirse como espiritual todo aquello que traiga alegría, paz y bienestar para el conjunto de los seres humanos, como había mencionado en la nota anterior.
Pero la educación, y sobre todo una educación de base espiritual no queda restringida al ámbito de la educación formal. Por el contrario, son las organizaciones de la nueva era, aquellas que aportan todos sus esfuerzos al bienestar y al desarrollo de las potencialidades humanas latentes en las comunidades, las que deben orientar sus labores y propiciar todos los medios para incluir entre sus acciones procesos educativos para la comunidad dentro de valores espirituales y un liderazgo moral.
Cada acción, aunque parezca ínfima, está imbuida de valores. Su influencia será como el aleteo de la mariposa de Prigogine y podrá desencadenar resultados de impresionante poder constructivo, o devastadores.
Uno de las confirmaciones de que una educación basada en valores espirituales está en marcha, será la desaparición de todos los prejuicios de tipo racial, étnico, religioso, los cuales hasta ahora han constituido el móvil íntimo de las guerras y la destrucción ambiental.
A cada acto el nombre y apellido que le corresponda.
Toda labor cuyo fin esté dirigido al bien común es un acto espiritual. La espiritualidad mas que estados internos o conciencia iluminada es servicio a la humanidad.
Capacitar a la comunidad bajo estos valores y facilitar su transformación en multiplicadores sociales, es la tarea ineludible de las nuevas organizaciones humanas. De este modo procuraríamos establecer las bases de una nueva civilización en donde la Paz no sólo es posible sino INEVITABLE.
Haleh Maniei

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