viernes, 4 de abril de 2014


BUTÁN, UN CIELO QUE TOCÓ LA TIERRA
por Haleh Maniei 
Bután significa tierras altas en sánscrito y en el lenguaje local, tierra del dragón.

Es un país muy pequeño con apenas 47.000 km² de superficie, aún mas chico que la provincia de Jujuy en el norte de Argentina, pero con un gran espíritu que lo hace único en el mundo.
En 2008 se instauró la democracia siendo una de las más jóvenes del mundo y su economía se encuentra entre las más pequeñas. Viven de la agricultura y la ganadería de subsistencia. Arroz, maíz, trigo, hortalizas, ganado vacuno y yaks son sus principales fuentes de vida.
Un dato curioso es que se sitúan en el octavo puesto dentro de los países más felices del mundo por detrás de Dinamarca, Suiza, Austria, Islandia, Bahamas, Finlandia y Suecia, y es el único de entre todos ellos que posee un PIB realmente bajo. 


Pero lo distintivo es que lo verdaderamente se mide allí es la felicidad interior bruta (FIB), es decir, trabajan por y para aumentar la felicidad de sus habitantes. El eje principal de su desarrollo está puesto en bienestar integral humano y no el crecimiento económico.
Buscan el equilibrio entre la felicidad personal y la global, ya que comprenden que aquella solo se encuentra buscando servir al entorno. A ellos les importa mucho el avance científico y el progreso material también, pero sin dejar de lado sus tradiciones.
La religión más extendida es el budismo, con un 76% aproximandamente de la población, seguida por el hinduismo con casi el 25%.

Otro punto a destacar es que hoy Bután es el número uno en materia de agricultura ecológica, libre de agrotóxicos. Se prevee que en el 2020 la totalidad de sus productos agrícolas estarán libres de pesticidas.
La utopía de un país ideal que hasta hace poco solo en los sueños podiamos visitar, se perfila aquí como real.
Las dinámicas retroalimentativas entre la economía social, la felicidad y el bien común circulan en ese país que está entre cielo y tierra, su realidad no es la suma de butanenses sino las relaciones sociales y humanas que crean un todo que contiene las partes, y a la vez las supera ampliamente.
Y esto no puede ser sino a través de la manifestación de valores espirituales universales como solidaridad, empatía, compasión, amor al prójimo y la certeza de que el bien de uno se percibe buscando el bien de todos.
El año pasado en la cumbre de Río +20 el presidente de Uruguay Pepe Mujíca manifestó su visión sobre éste tema: lo que importa es la felicidad y no el crecimiento económico. ¿Seremos capaces de traer el cielo a la tierra en América Latina?

¡Bután lo logró!







I. Visión sintética de los problemas ecológicos


por Ezequiel Ander-Egg
Libro: Decrecer con Equidad
Ediciones
CICCUS

3. La contaminación atmosférica

La contaminación del aire es producida por toda una serie de sustancias extrañas que contiene y que son producidas por las actividades de los seres humanos: el humo de las industrias, los gases de los automóviles, los sistemas de calefacción, la mezcla de sustancia como los óxidos de azufre y de nitrógeno, de los hidrocarburos y las partículas en suspensión.
Este tipo de contaminación, que no es otra cosa que la intoxicación del aire, afecta a millones de personas en todo el mundo, especialmente en las grandes ciudades. A ello se añaden los 2.000 productos químico-gaseosos arrojados a la atmósfera (millones de toneladas cada año), siendo los más abundantes el dióxido de carbono procedente de la quema de masas forestales y el dióxido de azufre que emite la combustión de los motores. En las grandes ciudades, los automóviles son responsables de la mitad de la intoxicación del aire, y la principal causa de la niebla sucia de las ciudades llamada “esmog”, ya que durante la combustión, la mezcla de nitrógeno y oxígeno se transforma en óxido de nitrógeno, principal ingrediente del esmog.
Lo cierto es que en los últimos cuarenta años, un “caldo de bruja” configura una grave y preocupante agresión contra la vida en el planeta y tiene efectos negativos sobre:
• La salud de los seres humanos: afecciones en el aparato respiratorio, el aparato cardiovascular, enfermedades cancerosas. Las estadísticas revelan que el cáncer de laringe y de pulmón es mayor en las grandes ciudades que en el campo.
• Los monumentos históricos dañados, especialmente por los compuestos de azufre que hay en la atmósfera.
• El clima, afectando de manera especial la protección estratosférica de ozono y provocando el efecto invernadero. A ello contribuye reteniendo el calor de la Tierra, el dióxido de carbono, el metano, los óxidos de nitrógeno y el vapor de agua.
La lluvia ácida es otra forma de contaminación atmosférica. La contaminación que se produce en un lugar puede caer en la lluvia en otro más o menos alejado afectando la vegetación. En algunos casos, ha producido la muerte de bosques enteros