martes, 3 de junio de 2014

¿Eres una mujer segura o insegura?
No hay un comentario que refleje más inseguridad que el siguiente: “Necesito sentirme segura”.
La inseguridad es una sensación asociada a pensamientos como: “Va a ocurrir algo malo”, “no sé si voy a poder”, “seguro que lo hago mal” o “no va a salir bien”, seguido de conductas que reflejan poca confianza, timidez e indecisión.
Las personas que tienen seguridad no se esfuerzan por ganarla. Simplemente la tienen, y no porque sepan de antemano que van a poder solucionar adecuadamente todos los problemas. Pero sí tienen el convencimiento de que pase lo que pase, podrán hacer algo para salir airosas aun cuando los resultados no sean los deseados.
Cuando conversamos con personas inseguras es habitual que se justifiquen señalando todas las consecuencias negativas que podrían suceder: “No voy a mandar mi currículum porque no me van a seleccionar”, “No voy a acercarme a hablar con nadie porque no voy a caer bien”, “No voy a hacer el comentario que me gustaría porque puede sentar mal”… tienen la habilidad especial de anticipar finales posibles y convertirlos en probables. Confundir estos conceptos es un error, ya que no es lo mismo posible y probable; por ejemplo, es posible que nos caiga un rayo en una noche de tormenta, pero es poco probable.
En ocasiones, llevadas por un impulso de valentía deciden dejar de lado este tipo de pensamientos y se lanzan a por sus objetivos. Sin embargo, tantos años manteniendo estos mensajes hacen mella y finalmente su ejecución no es la más deseable y acaban fracasando. Esto les sirve para confirmar sus inseguridades y mantenerlas. Pero esta vez con razones para ello.
¿Qué características encontramos en las personas seguras? Lo más destacable es que están más centradas en el proceso y menos en el resultado. Tienen un objetivo marcado y quieren llegar a él, pero prestan más atención al conjunto de habilidades y capacidades personales necesarias para conseguirlo. De esta manera pierden menos tiempo pensando si saldrá mal o bien y se concentran en la acción.
Además, tienen mayor tolerancia a la frustración por los errores cometidos y “los fracasos”. No conseguir sus objetivos no les supone sentimientos intensos de tristeza, rabia o ansiedad, y desde luego no lo pagan con ellos mismos, ya que son conscientes de que tanto los éxitos como los fracasos dependen de multitud de factores, algunos de ellos incontrolables. Por tanto su autoestima queda intacta.
Las personas inseguras tratan de controlar los acontecimientos externos con el fin de eliminar su inseguridad. Lo que no saben, y los seguros sí, es que el problema está en nuestro interior y no fuera. Si necesitamos tenerlo todo bajo control para sentirnos seguros no lo conseguiremos jamás, porque el control total no existe. Es inútil perseguirlo.
Cuando las circunstancias que nos rodean son caóticas, en vez de correr a ordenarlas, deberíamos trabajar sobre nosotros mismos, ver cómo hemos llegado hasta ese punto y corregirlo para que no vuelva a repetirse.
¿Qué ocurre cuando miramos un cuadro de Picasso? ¿Intentamos ordenar el dibujo?No. Modificamos nuestros pensamientos y así surge una nueva forma de entender y apreciar el arte. Todos podemos aprender a tener seguridad, aunque las circunstancias nos lo pongan difícil.
*Raúl Gutiérrez es psicólogo y autor del libro Autoestima, habilidades sociales y asertividad.