jueves, 27 de marzo de 2014

Mitos más comunes sobre el consumo de alimentos orgánicos.

27 de marzo de 2014 a la(s) 20:11
Mitos más comunes sobre el consumo de alimentos orgánicos.

Algunos de estos se originan en creencias limitadas e ignorancia, pero sobre todo en hábitos de consumo. Mucho se afirma que los productos orgánicos: - Son carísimos. - Son muy difíciles de conseguir. - Son importados.

Por supuesto usted puede encontrar en tiendas gourmet, una lechuga orgánica francesa hasta a $50 pesos. Pero esto le muestra una pequeñísima parte de lo que es en realidad la producción orgánica.

Veamos de forma simple y breve, la diferencia entre la producción natural, orgánica y transgénica.

La natural es aquella que no utiliza tratamientos orgánicos. Su cultivo es más silvestre, espontáneo, casi sin cuidados. Se puede encontrar directamente con campesinos independientes. Inclusive en jardines de los vecinos, aquellos que tienen algunos frutos en árboles porque "solitos" se les han dado. Usualmente este tipo de siembra es para autoconsumo, no para producción masiva.

La orgánica es aquella que utiliza compostas, biofertilizantes, cultivo biointensivo, control natural de plagas, policultivo, y toda una serie de prácticas agroecológicas. Además de tener que contar con una o más certificaciones (normas de calidad), muy estrictas y costosas, usualmente provenientes de entidades extranjeras. Actualmente Wallmart es el distribuidor más grande de alimentos orgánicos, la mayoría son importados y de dudoso manejo justo para el productor. También son cada vez más populares las tiendas orgánicas, tanto de alimentos como de abarrotes, que se han convertido más en una moda elitista, ubicadas en colonias de clase media-alta. Su variedad es tanto nacional como importada.







El eslabón más relevante en la producción orgánica ética, es que existe un buen número de agricultores independientes, que se asocian para abrir mercados orgánicos itinerantes, lo cual permite consumir lo nacional, a precios accesibles. Se trata de productos limpios, agroecológicos, que no necesariamente tienen certificación orgánica, pero no por ello su calidad es menor. Lógicamente éstos no cuentan con la popularidad, publicidad ni mercadotecnia como los transgénicos y orgánicos.

La producción transgénica es la que emplea semillas genéticamente modificadas, fertilizantes químicos, plaguicidas tóxicos, monocultivos a gran escala para maximizar el rendimiento productivo. El sistema alimenticio mundial está basado en los transgénicos, desde hortalizas y frutos, hasta todo lo que podemos encontrar en las primeras estanterías de todos los supermercados.

Por supuesto sería formidable que hubiera en todos los mercados y supermercados alimentos naturales y orgánicos, a un precio justo y accesible para todos. Pero si eso aun no es una realidad, ¿qué hacemos? Aquí y ahora, porque no hay otro día. ¿Qué hacemos nosotros? Con lo que podemos y con lo que tenemos.

En primer lugar, asumir nuestra responsabilidad cuestionándonos lo siguiente: ¿Con qué frecuencia compro mis alimentos en el supermercado? ¿Con qué frecuencia compro mis alimentos en el mercado local, de mi barrio? ¿Qué cantidad de vegetales y frutas consumo? ¿Qué cantidad de alimentos procesados consumo?

Cada respuesta está ligada a la forma en la que usted contribuye al comportamiento, presente y futuro, de la producción transgénica y orgánica.

Vea en su alacena y refrigerador. Cuente cuántos alimentos procesados tiene: azúcar, sal, harina, pastas, dulces, galletas, pan, enlatados y envasados, sopas instantáneas, saborizantes, salsas, botanas (cacahuates, frituras, palomitas,etc), refrescos, jugos, licores. Además de los embutidos, congelados y lácteos (yogourt, cremas, mantequilla, margarina). Sólo con el consumo de éstos alimentos, que son algunos de los más comunes en cualquier hogar, contribuye a la producción transgénica. Está de más mencionar los daños a su salud, que en últimas es lo más importante y grave. Usted podría hacer el ejercicio, un solo mes, de dejar de comprar los principales alimentos procesados que consume. Y destinar ese dinero a comprar solo frutas y verduras orgánicas. Aun siendo poco lo que haya podido comprar, le estará haciendo un enorme favor a su organismo, dándole de comer más vitaminas y minerales que las hortalizas transgénicas no tienen, además de sus pesticidas tóxicos. Es probable que no encuentre en su localidad un mercado orgánico, para ello en el peor de los casos está Wallmart. Ciertamente no se surtirá de toda la variedad que suele comer, para ello está el mercado ambulante de su localidad, cuyos alimentos siguen siendo transgénicos. Pero al menos estará contribuyendo un poco a que haya más consumo en los mercados locales. Si se animara a tener estos nuevos hábitos de consumo de alimentos, lograría un mínimo 10% de consumo de alimentos orgánicos, sin alterar su presupuesto.

"Si no eres parte de la solución, eres parte del problema"

Dato curioso: diariamente 3 mil millones de veces, algún producto de Procter & Gamble, pasa por las manos de sus consumidores. Es decir, aproximadamente el 45% de la población mundial. Esta empresa vende 30 millones de productos diariamente. (Fuente: "Investigación de mercados en un ambiente de información digital", 4a Edición, 2010. Mc Graw Hill).

Mariana Torres
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