jueves, 27 de marzo de 2014

GRASA DE LOS CAPITALES

Inundados por dinero petrolero, ¿pero cuáles son sus buenas noticias? Por ejemplo, las ganancias petrolíferas globales sumaron alrededor de 866 mil millones de dólares en 2006. Por menos del 10 por ciento de esa suma, el mundo pudo haber financiado las Metas del Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas para reducir la pobreza, el hambre, la enfermedad y el analfabetismo decía un informe de la ONU emitido un lunes olvidado. En 2006, la comunidad inter
nacional estimó que cumplir con las metas del Milenio costaría alrededor de 73 mil millones de dólares...

Pasaron 2.000 años y los mercaderes siguen invadiendo el Templo. No apenas el símbolo físico construido por los hombres para venerar a la Divinidad, sino ahora también el ámbito intangible conformado por la Naturaleza. Todo es pasible de ser convertido en mercadería: ya lo van haciendo con el agua que bebemos, el aire que respiramos, los alimentos que ingerimos, los caminos que recorremos, los viajes que realizamos, los paisajes comunes, la música que escuchamos… y así ilimitadamente.

Entre los siglos XV y XIX, la Europa Imperial se repartió los continentes periféricos y explotó en su beneficio todo lo que encontró por el camino: tierras (para cultivos rentables – algodón, cacao, caña de azúcar…), especias, oro, plata, piedras preciosas, petróleo, y mano de obra esclava.

En el siglo XXI, la fiesta extractora no ha cesado: ahora el ritual expoliador corre por cuenta de Corporaciones Transnacionales con sedes invisibles en múltiples santuarios financieros.

A Europa se sumó un desprendimiento “moderno” como Estados Unidos, después Japón… y ahora las élites mercantiles de China e India (zonas antaño saqueadas por Occidente). El juego no varió, apenas se volvió sofisticado: minería a cielo abierto, armas, drogas, negocios biotecnológicos, acaparamiento de tierras fértiles, etc.

Pasaron 2000 años y la crucifixión continúa…

Miguel Grinberg

http://miguelgrinberg.blogspot.com.ar/

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