domingo, 6 de abril de 2014

SIN UNIDAD MUNDIAL EN DIVERSIDAD NO HABRÁ SOSTENIBILIDAD.
Ni equidad social. Ni paz.
El discurso convencional sobre “sostenibilidad” se centra en un conjunto de medidas pragmáticas, tales como el uso de energías renovables, el tratamiento de efluentes tóxicos, el ordenamiento territorial, la agroecología o la gestión apropiada de residuos –siendo el “reciclado” la vedette de todas estas técnologías apropiadas-
Se piensa ellas podrán solucionar la crisis ambiental que nos amenaza con destrucción y muerte, sobre todo si consideramos el catastrófico avance del Cambio Climático.
O, si no se piensa –en algunos sectores dominantes- al menos se lo utiliza para que las grandes mayorías lo crean, y no molesten.
Sin embargo, es imposible esperar que estas medidas técnicas por sí solas logren revertir a tiempo el avance del desastre planetario, si no se pone freno a las dinámicas generativas de la destrucción ambiental –que son, oh casualidad, las mismas que producen la inequidad social y el hambre de muchos-.
La gran dinámica generativa es el afán de lucro, de acumulación. La demencial ambición de las grandes empresas transnacionales por acumular capital lleva a impulsar el sobreconsumo –el de un pequeño sector de no más del 25 % de la humanidad- vía aparato publicitario. Y sobreproducción.
(No está equivocado quien decía que la actividad más contaminante del mundo es la publicidad)
Los gobiernos son impotentes o conniventes con estas grandes corporaciones, a las cuales sirven vilmente alentados en su afan de poder politico y económico
Sólo los pueblos del mundo, unidos en su visión de un mundo viable, equitativo, participativo y con valores espirituales, podemos poner fin a esto.
Debemos visibilizar claramente que el afan de lucro es sencillamente una actividad ilícita, criminal, porque lleva a la muerte de muchos, al fin de la Vida.
Y organizarnos a través de sistemas verdaderamentedemocráticos participativos (que nada tienen que ver con la democracia nominal, representativa y su sistema partidista) que actúen con firmeza y decisión ante sus gobiernos exigiendo nuevas leyes a favor de la vida.
Aunque los esfuerzos locales, provinciales y nacionales son un buen inicio, tampoco alcanzará con ellos. Porque el poder transnacional burla fronteras.
Solo la Humanidad unida en su diversidad, una Sociedad Civil Planetaria organizada, podrá detener esta locura.
Su gran aliada, la Naturaleza, que no admite perturbaciones ilimitadas, hará el resto.

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