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La tierra es un solo país y la Humanidad sus ciudadanos (Bahá'u'lláh) *** Sé el cambio que quieres ver en el mundo (Mahatma Gandhi) *** Dormía y soñé que la vida era alegría, me desperté y vi que la vida era servicio. Serví y vi que el servicio era alegría (Rabindranath Tagore)
lunes, 31 de marzo de 2014
EL PLANETA ESTÁ “POCO PREPARADO” PARA EL CAMBIO CLIMÁTICO, QUE AFECTA YA A TODOS LOS CONTINENTES Y OCÉANOS
Los efectos del cambio climático ya están presentes en todos los continentes y en los océanos, y se están produciendo desde los trópicos hasta los polos, desde las islas pequeñas hasta los grandes continentes y desde los países más ricos hasta los más pobres, pero el mundo, en muchos casos, está “poco preparado” para afrontar sus riesgos.
Así se desprende del informe ‘Impacto, adaptación y vulnerabilidad’ del Grupo de Trabajo II del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), dado a conocer este lunes desde Yokohama (Japón) después de varios días de reuniones en esta ciudad nipona.
No obstante, el informe, en el que participaron 309 autores principales coordinadores, autores principales y editores-revisores procedentes de 70 países, que, a su vez, solicitaron la ayuda de 436 expertos y 1.729 revisores expertos y gubernamentales, concluye que es posible luchar contra esos riesgos, aunque serán difíciles de controlar con niveles elevados de calentamiento.
El trabajo subraya que responder al cambio climático supone tomar decisiones sobre los riesgos en un mundo cambiante y que la naturaleza de los riesgos del cambio climático está “cada vez más clara, aunque el cambio climático también seguirá dando sorpresas”.
Vicente Barros, copresidente del Grupo de Trabajo II del IPCC, recalcó que “vivimos en una época en la que el cambio climático está causado por el hombre” y que, “en muchos casos, no estamos preparados para los riesgos relacionados con el clima a los que ya nos enfrentamos. Invertir en una mejor preparación puede reportar dividendos en el presente y en el futuro”.
Chris Field, también copresidente del Grupo de Trabajo II, indicó que ya se está empezando a producir una adaptación para reducir los riesgos derivados del cambio climático, aunque se da más importancia a reaccionar ante fenómenos ya ocurridos que a prepararse para la evolución futura.
“La adaptación al cambio climático no es un programa exótico que no se haya intentado nunca. Los gobiernos, las empresas y las comunidades de todo el mundo están adquiriendo experiencias sobre la adaptación”, declaró Field, quien añadió que “esas experiencias constituyen el punto de partida para lograr adaptaciones más audaces y ambiciosas, que serán importantes a medida que continúen cambiando el clima y la sociedad”.
El informe destaca que los riesgos futuros del cambio climático dependerán en gran medida de cuánto cambie el clima en el porvenir y que si aumenta la magnitud del calentamiento, serán más probables consecuencias graves y generalizadas, que pueden ser inesperadas o irreversibles.
“Con niveles elevados de calentamiento por el aumento continuo de las emisiones de gases de efecto invernadero será difícil controlar los riesgos y aunque se invierta de manera significativa y continuada en la adaptación, nos encontraremos con limitaciones”, resaltó Field.
Así, los expertos han constatado impactos del cambio climático en la agricultura, la salud humana, los ecosistemas de la tierra y los océanos, el abastecimiento de agua y los medios de vida de algunas personas.
31/03/2014
viernes, 28 de marzo de 2014
Fomentando un cambio en el
mundo contemporáneo
por Erwin Lazlo
Libro Decrecer con Equidad
Ediciones
CICCUS
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I. Cambiar o no cambiar: ésa no es la cuestión De vivir en nuestra época, Shakespeare le haría afirmar a Hamlet con más convicción que nunca: la cuestión es ser o no ser. Y estaría en lo cierto. Solo que su reflexión no sería en torno a la calavera sino que implicaría a la Tierra viva. ¿Podremos sobrevivir en este planeta o nos extinguiremos como los dinosaurios? El hecho es que nos encontramos frente a un punto de inflexión. Todavía no sabemos qué es lo que vendrá, pero una cosa es segura: será distinto de lo conocido hasta el momento. No podemos continuar como hasta ahora. Estamos destruyendo el tejido social. La inseguridad aumenta tanto en los países ricos como en los pobres. Y crece la propensión a recurrir al terrorismo y a la guerra. Uno de cada tres habitantes urbanos vive en barrios marginales, villas miseria o guetos urbanos; más de 900 millones pueden ser considerados habitantes de los barrios bajos. La brecha entre ricos-poderosos y pobres-marginales es cada vez mayor. El 80% de los productos domésticos pertenece a 1.000 millones de personas y el 20 % restante es compartido por 5.500 millones. El fundamentalismo islámico se está esparciendo en Medio Oriente, el fanatismo religioso aumenta en Estados Unidos y en todo el mundo, mientras que los neo-nazis y otros grupos extremistas emergen nuevamente en Europa. La producción de recursos esenciales –biológicos y materiales– ha mermado. Bosques, especies de peces y arrecifes de coral desaparecen a causa de los daños perpetrados; los suelos están agotados por el sobrecultivo y el uso de químicos; la diversidad se ve reducida a causa de la manipulación genética. Las reservas de agua potable disminuyen; más de la mitad de la población mundial enfrenta la escasez de agua. Y el cambio climático amenaza con convertir a la mayor parte del planeta en no apta para la producción de alimentos y vivienda. De continuar de este modo, los nuevos patrones climáticos provocarán más sequía y huracanes, y traerán aparejado el fracaso de las cosechas además de la elevación del nivel del mar. Algunas áreas se verán expuestas a sequías, y otras padecerán inundaciones. Millones de personas deberán huir de las zonas más castigadas. La próxima conflagración no perdonará países ni poblaciones. Cambiar o no cambiar no es la cuestión. Si queremos “ser”, debemos cambiar y, tarde o temprano, cambiaremos. La pregunta es, ¿cambiaremos a tiempo? |
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jueves, 27 de marzo de 2014
Mitos más comunes sobre el consumo de alimentos orgánicos.
Mitos más comunes sobre el consumo de alimentos orgánicos.
Algunos de estos se originan en creencias limitadas e ignorancia, pero sobre todo en hábitos de consumo. Mucho se afirma que los productos orgánicos: - Son carísimos. - Son muy difíciles de conseguir. - Son importados.
Por supuesto usted puede encontrar en tiendas gourmet, una lechuga orgánica francesa hasta a $50 pesos. Pero esto le muestra una pequeñísima parte de lo que es en realidad la producción orgánica.
Veamos de forma simple y breve, la diferencia entre la producción natural, orgánica y transgénica.
La natural es aquella que no utiliza tratamientos orgánicos. Su cultivo es más silvestre, espontáneo, casi sin cuidados. Se puede encontrar directamente con campesinos independientes. Inclusive en jardines de los vecinos, aquellos que tienen algunos frutos en árboles porque "solitos" se les han dado. Usualmente este tipo de siembra es para autoconsumo, no para producción masiva.
La orgánica es aquella que utiliza compostas, biofertilizantes, cultivo biointensivo, control natural de plagas, policultivo, y toda una serie de prácticas agroecológicas. Además de tener que contar con una o más certificaciones (normas de calidad), muy estrictas y costosas, usualmente provenientes de entidades extranjeras. Actualmente Wallmart es el distribuidor más grande de alimentos orgánicos, la mayoría son importados y de dudoso manejo justo para el productor. También son cada vez más populares las tiendas orgánicas, tanto de alimentos como de abarrotes, que se han convertido más en una moda elitista, ubicadas en colonias de clase media-alta. Su variedad es tanto nacional como importada.
![](https://fbcdn-sphotos-b-a.akamaihd.net/hphotos-ak-ash4/t31.0-8/p180x540/1495989_226482470892762_125229975_o.jpg)
El eslabón más relevante en la producción orgánica ética, es que existe un buen número de agricultores independientes, que se asocian para abrir mercados orgánicos itinerantes, lo cual permite consumir lo nacional, a precios accesibles. Se trata de productos limpios, agroecológicos, que no necesariamente tienen certificación orgánica, pero no por ello su calidad es menor. Lógicamente éstos no cuentan con la popularidad, publicidad ni mercadotecnia como los transgénicos y orgánicos.
La producción transgénica es la que emplea semillas genéticamente modificadas, fertilizantes químicos, plaguicidas tóxicos, monocultivos a gran escala para maximizar el rendimiento productivo. El sistema alimenticio mundial está basado en los transgénicos, desde hortalizas y frutos, hasta todo lo que podemos encontrar en las primeras estanterías de todos los supermercados.
Por supuesto sería formidable que hubiera en todos los mercados y supermercados alimentos naturales y orgánicos, a un precio justo y accesible para todos. Pero si eso aun no es una realidad, ¿qué hacemos? Aquí y ahora, porque no hay otro día. ¿Qué hacemos nosotros? Con lo que podemos y con lo que tenemos.
En primer lugar, asumir nuestra responsabilidad cuestionándonos lo siguiente: ¿Con qué frecuencia compro mis alimentos en el supermercado? ¿Con qué frecuencia compro mis alimentos en el mercado local, de mi barrio? ¿Qué cantidad de vegetales y frutas consumo? ¿Qué cantidad de alimentos procesados consumo?
Cada respuesta está ligada a la forma en la que usted contribuye al comportamiento, presente y futuro, de la producción transgénica y orgánica.
Vea en su alacena y refrigerador. Cuente cuántos alimentos procesados tiene: azúcar, sal, harina, pastas, dulces, galletas, pan, enlatados y envasados, sopas instantáneas, saborizantes, salsas, botanas (cacahuates, frituras, palomitas,etc), refrescos, jugos, licores. Además de los embutidos, congelados y lácteos (yogourt, cremas, mantequilla, margarina). Sólo con el consumo de éstos alimentos, que son algunos de los más comunes en cualquier hogar, contribuye a la producción transgénica. Está de más mencionar los daños a su salud, que en últimas es lo más importante y grave. Usted podría hacer el ejercicio, un solo mes, de dejar de comprar los principales alimentos procesados que consume. Y destinar ese dinero a comprar solo frutas y verduras orgánicas. Aun siendo poco lo que haya podido comprar, le estará haciendo un enorme favor a su organismo, dándole de comer más vitaminas y minerales que las hortalizas transgénicas no tienen, además de sus pesticidas tóxicos. Es probable que no encuentre en su localidad un mercado orgánico, para ello en el peor de los casos está Wallmart. Ciertamente no se surtirá de toda la variedad que suele comer, para ello está el mercado ambulante de su localidad, cuyos alimentos siguen siendo transgénicos. Pero al menos estará contribuyendo un poco a que haya más consumo en los mercados locales. Si se animara a tener estos nuevos hábitos de consumo de alimentos, lograría un mínimo 10% de consumo de alimentos orgánicos, sin alterar su presupuesto.
"Si no eres parte de la solución, eres parte del problema"
Dato curioso: diariamente 3 mil millones de veces, algún producto de Procter & Gamble, pasa por las manos de sus consumidores. Es decir, aproximadamente el 45% de la población mundial. Esta empresa vende 30 millones de productos diariamente. (Fuente: "Investigación de mercados en un ambiente de información digital", 4a Edición, 2010. Mc Graw Hill).
Mariana Torres
facebook
Algunos de estos se originan en creencias limitadas e ignorancia, pero sobre todo en hábitos de consumo. Mucho se afirma que los productos orgánicos: - Son carísimos. - Son muy difíciles de conseguir. - Son importados.
Por supuesto usted puede encontrar en tiendas gourmet, una lechuga orgánica francesa hasta a $50 pesos. Pero esto le muestra una pequeñísima parte de lo que es en realidad la producción orgánica.
Veamos de forma simple y breve, la diferencia entre la producción natural, orgánica y transgénica.
La natural es aquella que no utiliza tratamientos orgánicos. Su cultivo es más silvestre, espontáneo, casi sin cuidados. Se puede encontrar directamente con campesinos independientes. Inclusive en jardines de los vecinos, aquellos que tienen algunos frutos en árboles porque "solitos" se les han dado. Usualmente este tipo de siembra es para autoconsumo, no para producción masiva.
La orgánica es aquella que utiliza compostas, biofertilizantes, cultivo biointensivo, control natural de plagas, policultivo, y toda una serie de prácticas agroecológicas. Además de tener que contar con una o más certificaciones (normas de calidad), muy estrictas y costosas, usualmente provenientes de entidades extranjeras. Actualmente Wallmart es el distribuidor más grande de alimentos orgánicos, la mayoría son importados y de dudoso manejo justo para el productor. También son cada vez más populares las tiendas orgánicas, tanto de alimentos como de abarrotes, que se han convertido más en una moda elitista, ubicadas en colonias de clase media-alta. Su variedad es tanto nacional como importada.
![](https://fbcdn-sphotos-b-a.akamaihd.net/hphotos-ak-ash4/t31.0-8/p180x540/1495989_226482470892762_125229975_o.jpg)
El eslabón más relevante en la producción orgánica ética, es que existe un buen número de agricultores independientes, que se asocian para abrir mercados orgánicos itinerantes, lo cual permite consumir lo nacional, a precios accesibles. Se trata de productos limpios, agroecológicos, que no necesariamente tienen certificación orgánica, pero no por ello su calidad es menor. Lógicamente éstos no cuentan con la popularidad, publicidad ni mercadotecnia como los transgénicos y orgánicos.
La producción transgénica es la que emplea semillas genéticamente modificadas, fertilizantes químicos, plaguicidas tóxicos, monocultivos a gran escala para maximizar el rendimiento productivo. El sistema alimenticio mundial está basado en los transgénicos, desde hortalizas y frutos, hasta todo lo que podemos encontrar en las primeras estanterías de todos los supermercados.
Por supuesto sería formidable que hubiera en todos los mercados y supermercados alimentos naturales y orgánicos, a un precio justo y accesible para todos. Pero si eso aun no es una realidad, ¿qué hacemos? Aquí y ahora, porque no hay otro día. ¿Qué hacemos nosotros? Con lo que podemos y con lo que tenemos.
En primer lugar, asumir nuestra responsabilidad cuestionándonos lo siguiente: ¿Con qué frecuencia compro mis alimentos en el supermercado? ¿Con qué frecuencia compro mis alimentos en el mercado local, de mi barrio? ¿Qué cantidad de vegetales y frutas consumo? ¿Qué cantidad de alimentos procesados consumo?
Cada respuesta está ligada a la forma en la que usted contribuye al comportamiento, presente y futuro, de la producción transgénica y orgánica.
Vea en su alacena y refrigerador. Cuente cuántos alimentos procesados tiene: azúcar, sal, harina, pastas, dulces, galletas, pan, enlatados y envasados, sopas instantáneas, saborizantes, salsas, botanas (cacahuates, frituras, palomitas,etc), refrescos, jugos, licores. Además de los embutidos, congelados y lácteos (yogourt, cremas, mantequilla, margarina). Sólo con el consumo de éstos alimentos, que son algunos de los más comunes en cualquier hogar, contribuye a la producción transgénica. Está de más mencionar los daños a su salud, que en últimas es lo más importante y grave. Usted podría hacer el ejercicio, un solo mes, de dejar de comprar los principales alimentos procesados que consume. Y destinar ese dinero a comprar solo frutas y verduras orgánicas. Aun siendo poco lo que haya podido comprar, le estará haciendo un enorme favor a su organismo, dándole de comer más vitaminas y minerales que las hortalizas transgénicas no tienen, además de sus pesticidas tóxicos. Es probable que no encuentre en su localidad un mercado orgánico, para ello en el peor de los casos está Wallmart. Ciertamente no se surtirá de toda la variedad que suele comer, para ello está el mercado ambulante de su localidad, cuyos alimentos siguen siendo transgénicos. Pero al menos estará contribuyendo un poco a que haya más consumo en los mercados locales. Si se animara a tener estos nuevos hábitos de consumo de alimentos, lograría un mínimo 10% de consumo de alimentos orgánicos, sin alterar su presupuesto.
"Si no eres parte de la solución, eres parte del problema"
Dato curioso: diariamente 3 mil millones de veces, algún producto de Procter & Gamble, pasa por las manos de sus consumidores. Es decir, aproximadamente el 45% de la población mundial. Esta empresa vende 30 millones de productos diariamente. (Fuente: "Investigación de mercados en un ambiente de información digital", 4a Edición, 2010. Mc Graw Hill).
Mariana Torres
No es exactamente "soledad" lo que sobrevuela nuestra degradada vida cotidiana. Es una percepción tripartita: 1) Por una parte, un portentoso caudal de sabidurías anidadas en la World Wide Web que es la Internet; 2) Por otra, millones de personas atascadas en los Laberintos caníbales de la Sociedad de Consumo; y 3) Finalmente, una latente y potencial "Nueva Sociedad" que para corporizarse requeriría un mancomunado esfuerzo de la gente esclarecida. --- Lo demás, puras palabras.
GRASA DE LOS CAPITALES
Inundados por dinero petrolero, ¿pero cuáles son sus buenas noticias? Por ejemplo, las ganancias petrolíferas globales sumaron alrededor de 866 mil millones de dólares en 2006. Por menos del 10 por ciento de esa suma, el mundo pudo haber financiado las Metas del Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas para reducir la pobreza, el hambre, la enfermedad y el analfabetismo decía un informe de la ONU emitido un lunes olvidado. En 2006, la comunidad internacional estimó que cumplir con las metas del Milenio costaría alrededor de 73 mil millones de dólares...
Pasaron 2.000 años y los mercaderes siguen invadiendo el Templo. No apenas el símbolo físico construido por los hombres para venerar a la Divinidad, sino ahora también el ámbito intangible conformado por la Naturaleza. Todo es pasible de ser convertido en mercadería: ya lo van haciendo con el agua que bebemos, el aire que respiramos, los alimentos que ingerimos, los caminos que recorremos, los viajes que realizamos, los paisajes comunes, la música que escuchamos… y así ilimitadamente.
Entre los siglos XV y XIX, la Europa Imperial se repartió los continentes periféricos y explotó en su beneficio todo lo que encontró por el camino: tierras (para cultivos rentables – algodón, cacao, caña de azúcar…), especias, oro, plata, piedras preciosas, petróleo, y mano de obra esclava.
En el siglo XXI, la fiesta extractora no ha cesado: ahora el ritual expoliador corre por cuenta de Corporaciones Transnacionales con sedes invisibles en múltiples santuarios financieros.
A Europa se sumó un desprendimiento “moderno” como Estados Unidos, después Japón… y ahora las élites mercantiles de China e India (zonas antaño saqueadas por Occidente). El juego no varió, apenas se volvió sofisticado: minería a cielo abierto, armas, drogas, negocios biotecnológicos, acaparamiento de tierras fértiles, etc.
Pasaron 2000 años y la crucifixión continúa…
Miguel Grinberg
http://miguelgrinberg.blogspot.com.ar/
Inundados por dinero petrolero, ¿pero cuáles son sus buenas noticias? Por ejemplo, las ganancias petrolíferas globales sumaron alrededor de 866 mil millones de dólares en 2006. Por menos del 10 por ciento de esa suma, el mundo pudo haber financiado las Metas del Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas para reducir la pobreza, el hambre, la enfermedad y el analfabetismo decía un informe de la ONU emitido un lunes olvidado. En 2006, la comunidad internacional estimó que cumplir con las metas del Milenio costaría alrededor de 73 mil millones de dólares...
Pasaron 2.000 años y los mercaderes siguen invadiendo el Templo. No apenas el símbolo físico construido por los hombres para venerar a la Divinidad, sino ahora también el ámbito intangible conformado por la Naturaleza. Todo es pasible de ser convertido en mercadería: ya lo van haciendo con el agua que bebemos, el aire que respiramos, los alimentos que ingerimos, los caminos que recorremos, los viajes que realizamos, los paisajes comunes, la música que escuchamos… y así ilimitadamente.
Entre los siglos XV y XIX, la Europa Imperial se repartió los continentes periféricos y explotó en su beneficio todo lo que encontró por el camino: tierras (para cultivos rentables – algodón, cacao, caña de azúcar…), especias, oro, plata, piedras preciosas, petróleo, y mano de obra esclava.
En el siglo XXI, la fiesta extractora no ha cesado: ahora el ritual expoliador corre por cuenta de Corporaciones Transnacionales con sedes invisibles en múltiples santuarios financieros.
A Europa se sumó un desprendimiento “moderno” como Estados Unidos, después Japón… y ahora las élites mercantiles de China e India (zonas antaño saqueadas por Occidente). El juego no varió, apenas se volvió sofisticado: minería a cielo abierto, armas, drogas, negocios biotecnológicos, acaparamiento de tierras fértiles, etc.
Pasaron 2000 años y la crucifixión continúa…
Miguel Grinberg
http://miguelgrinberg.blogspot.com.ar/
Me disculpo por perturbar alguna siesta del feriado del 24/3...
ES INDECENTE LO QUE ESTÁ PASANDO (retocado)
(El intercambio de comentarios generado por esta publicación (en Facebook) pateó la pelota en general fuera de la cancha un tema central: la omisión parlamentaria ante la indefensión popular. Este asunto no se debate en el Parlamento Nacional, ni en la Legislatura Porteña. Entretanto, los precios de los alimentos siguen incrementándose.)
En el Granero del Mundo, el precio de los alimentos se dispara día tras día. La cotización de exportación rige ferozmente en el Mercado Interno. Pero como hay que comer, pese a los precios desorbitados, la gente paga un disparate por la comida que en su lugar de producción NO FUNDAMENTA el valor final donde las INTERMEDIACIONES parasitarias encarecen los costos para los consumidores sencillos. Mientras, se extiende la plaga del HAMBRE sin que la CLASE DIRIGENTE SE DÉ POR ALUDIDA en tanto se dedica a negociar nombramientos públicos para las elecciones 2015... DE ESPALDAS A LA CIUDADANIA...
¿No será el momento de resucitar en las Urbes las FERIAS FRANCAS donde al menos una vez por semana se establezcan nexos directos entre los productores y los consumidores?
La Constitución Nacional instituye una democracia representativa o indirecta, en la que los representantes sólo ejercen el poder del pueblo durante el período que duran en sus mandatos. El resto del tiempo andan haciendo campaña electoral. Hay excepciones, por supuesto. Poquitas.
En el Artículo 22 se establece que "El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por dicha Constitución."
Los Diarios de Sesiones de la Legislatura Porteña y del Congreso Nacional expresan de modo harto elocuente el mecanismo de "casta" al que hice referencia, centrándome en Uno de los Tres Poderes: el Legislativo.
Y en ese plano, el pueblo común y corriente está huérfano de representación. En consecuencia: es indecente lo que está pasando.
ES INDECENTE LO QUE ESTÁ PASANDO (retocado)
(El intercambio de comentarios generado por esta publicación (en Facebook) pateó la pelota en general fuera de la cancha un tema central: la omisión parlamentaria ante la indefensión popular. Este asunto no se debate en el Parlamento Nacional, ni en la Legislatura Porteña. Entretanto, los precios de los alimentos siguen incrementándose.)
En el Granero del Mundo, el precio de los alimentos se dispara día tras día. La cotización de exportación rige ferozmente en el Mercado Interno. Pero como hay que comer, pese a los precios desorbitados, la gente paga un disparate por la comida que en su lugar de producción NO FUNDAMENTA el valor final donde las INTERMEDIACIONES parasitarias encarecen los costos para los consumidores sencillos. Mientras, se extiende la plaga del HAMBRE sin que la CLASE DIRIGENTE SE DÉ POR ALUDIDA en tanto se dedica a negociar nombramientos públicos para las elecciones 2015... DE ESPALDAS A LA CIUDADANIA...
¿No será el momento de resucitar en las Urbes las FERIAS FRANCAS donde al menos una vez por semana se establezcan nexos directos entre los productores y los consumidores?
La Constitución Nacional instituye una democracia representativa o indirecta, en la que los representantes sólo ejercen el poder del pueblo durante el período que duran en sus mandatos. El resto del tiempo andan haciendo campaña electoral. Hay excepciones, por supuesto. Poquitas.
En el Artículo 22 se establece que "El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por dicha Constitución."
Los Diarios de Sesiones de la Legislatura Porteña y del Congreso Nacional expresan de modo harto elocuente el mecanismo de "casta" al que hice referencia, centrándome en Uno de los Tres Poderes: el Legislativo.
Y en ese plano, el pueblo común y corriente está huérfano de representación. En consecuencia: es indecente lo que está pasando.
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